Suele afirmarse que “los datos hablan por sí mismos” o aquello de “los números cantan”. Y no es verdad. Los datos por sí mismos permanecen mudos, necesitan tu voz para que cuenten su historia en tus presentaciones. Hans Rosling utiliza una sugerente metáfora para ilustrar este punto: “Poca gente apreciará la música si solamente se le muestran las notas. La mayoría de nosotros necesitamos escuchar la música para apreciarla en toda su belleza. Sin embargo así es como habitualmente presentamos estadísticas: nos limitamos a mostrar la partitura sin tocar la música.” Cuando mostramos datos, estadísticas y gráficos parece que nos sentimos obligados a cambiar nuestro estilo de presentación al modo “serio”. No son los datos en sí, sino lo que hacemos con ellos, lo que convierte a una presentación en una experiencia cautivadora y enriquecedora o aburrida y desmotivadora. Hans Rosling exhibe todo un arsenal de recursos escénicos y oratorios para satisfacer los objetivos de su presentación.Después del maestro Rosling, ya no tenemos excusas para que nuestras presentaciones con datos y estadísticas sigan siendo aburridas.
martes, 22 de marzo de 2011
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